jueves, 24 de junio de 2010

¿Qué es eso de los Yamas y los Niyamas?




¿Qué es eso de los Yamas y los Niyamas?

Existe una imagen que se utiliza mucho en el Yoga, esta imagen es la flor del loto. Cuando vemos la flor de loto pensamos en superficie de agua, y luego esa fantástica flor que está flotando, las hojas donde no queda bloqueada ni una gota de agua, no está manchada con nada, pero, si preguntas a alguien que cultiva flores de loto, te va a contar otra historia, que necesitamos agua fangosa, fango donde yacen las raíces de la planta de la flor de loto.

Esto es Yama y Niyama.
No estamos enraizados en la roca o en la arena limpia. Estamos enraizados en el fango.
Pero, si no tienes estas raíces, si no intentas cultivarlas, nunca vas a poder crecer. La planta no puede crecer sin estas raíces, allá hay tanto movimiento de agua... la planta necesita estas raíces. Estas raíces se llaman Yama y Niyama.
Yama son morales y prohibitivas y Niyama son disciplinarias y constructivas.
Mientras unas son el cimiento ético, las otras son para organizar la vida del practicante en línea con la disciplina del Yoga.

Entonces Yamas y Niyamas, como camino de autoconocimiento, conectan al ser humano con sus limitaciones y lo preparan para abrirse a otras fuerzas, distintas de las del propio ego.

Así el hombre sale de su limitado "yo" y se pone en función de algo que está más allá de él, lo que convierte todas acción en un servicio, en un acto de trascendencia.
Esta renuncia al ego, cuando es definitiva y total, lleva a la perfecta realización del hombre, especialmente de aquel con fuertes tendencias devocionales.

Los Yamas implican sobre todo un cambio de actitud, van a la raíz de las acciones, los Niyamas un cambio sobre todo a partir de la acción externa que influye sobre las fuentes del sufrimiento humano.

Yama y Niyama están interrelacionados, son dependientes; se aprenden y se observan simultáneamente. La línea entre cada uno de ellos es muy delgada, no se sabe con exactitud dónde empieza uno y dónde termina el otro.
La raíz verbal "Yam", que se encuentra en el origen de las palabras Yama y Niyama, significa "domar"; en particular se utilizaba para evocar la acción de dominar caballos indisciplinados y obligarles a uncirse al carro del que deberán tirar contra su voluntad. Desde luego estas palabras han sido elegidas de forma deliberada entre otras muchas otras posibles para designar los dos primeros grados del Yoga: en efecto, se trata, para el hombre, de domar sus instintos, sus inclinaciones mundanas, sus deseos, y ordenar a un nuevo fin las fuerzas que representan.

Patanjali dice: "Los controles (Yamas y Niyamas) no están condicionados a ninguna clase social, raza, lugar, tiempo, o cualquier situación personal o cultural y constituyen un gran compromiso".
 


Fuentes y bibliografía
 








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