Niyama 3º - TAPAS

Los Niyamas

(Preceptos Individuales)

 

Tapas


Tapas:

La tercera regla del Niyama es Tapas. Suele traducirse como “disciplina”. Su traducción literal, sin embargo es “calor” o ardor”, de la raíz TAP, que significa “quemar”, “calentar”, “consumir”  y en segunda instancia “practicar penitencia”, “entregarse al ascetismo”, de lo que se puede deducir el significado de consumirse en el fuego de la práctica, donde quemaremos nuestras impurezas y de donde saldremos transformados.

Tapas representa la penitencia, la austeridad o esfuerzo.

Tapas es auto-disciplina, fuerza de voluntad, “arder en el fuego”. Ir en busca de los propios ideales, ardor en las propias aspiraciones, fuego, uso del poder de elección para superar tamas, la inercia, y desarrollar un fuerte sentido de plenitud. “No permanezcas demasiado tiempo en una situación agradable”.

Consiste principalmente en controlar la cantidad y cualidad; la cantidad de alimento, la forma, la intensidad y la regularidad de las ascesis corporal, respiratoria y espiritual.” Tapas nos conecta con una práctica regular y adecuada de otros aspectos de la vida, como tomar conciencia de lo que comemos y bebemos y por extensión de todo aquello con lo que entramos en contacto, ya sean lecturas, entretenimientos o relaciones.


Autosuperación consistente en una atención constante en el sentido de hacerse mejor cada día y aplicarse a todas las circunstancias con entusiasmo y compromiso con la tarea.

El cultivo de la humildad y de la cortesía constituye demostración de Tapas. Tapas es además, la disciplina que respalda el cumplimiento de las demás Yamas y Niyamas.

Asistir, darle continuidad a la práctica es un modo de alimentar el compromiso. Aliviar el sufrimiento ajeno mediante el sacrificio personal. Hay muchas formas de ayudar y de hacer servicio, pero este servicio es específicamente el realizado con verdadero esfuerzo y entrega de uno mismo. Esto tiene un fuerte efecto positivo en nuestra mente, por eso se lo considera una práctica interna y personal, más allá del efecto externo constructivo que tenga nuestro servicio.

Es importante entender el término Tapas en sentido positivo, la ascesis no implica ningún tipo de maltrato para nuestro cuerpo, sino simplemente una acción correctiva o de transformación que perfeccione las distintas dimensiones de la personalidad humana.
Con esto quiere afirmar que toda práctica de autodisciplina produce en la persona alguna forma de purificación, en el plano físico, mental y emocional, que se transparenta a través de su propio cuerpo.

Pero Tapas no es sólo una práctica, sino que es también una actitud guía de nuestras acciones. Toda acción debe implicar autodisciplina, una actitud austera que siga una ‘vía media’, que evite excesos que nos saquen del camino de perfeccionamiento. La eliminación de las impurezas que hay en nuestro organismo físico y mental por la práctica de hábitos correctos de sueño, ejercicio, nutrición, trabajo y relajación. La eliminación de las impurezas permite un funcionamiento más eficaz del cuerpo.

Cuando se trata de la adopción de una práctica personal inteligente y adecuada, en el contexto de una sociedad plural como en la que vivimos, hay que cavar muy hondo para plantar las raíces de una disciplina que no se hiele al primer frío ni se consuma en seguida por un abono excesivo. Y aquí más que nunca es necesario una evaluación realista del punto de partida para, a partir de él, ir avanzando paso a paso con un objetivo a la vista: es decir, ya sólo abordar tapas es, en sí mismo, pura práctica. Desde el alimento hasta el ejercicio adecuado, pasando por las horas de sueño y lo que eso implica en cuanto a nuestra organización diaria.

 La falta de egoísmo y el servicio desinteresado constituyen la mayor forma de Tapas, la humildad y la carencia de deseos constituyen la mayor forma de austeridad. Se necesita practicar un servicio desinteresado, incesante e incansable, para combatir el terrible egoísmo del que somos víctimas.

La observación de Tapas no debe inducir al fanatismo ni a la represión, y mucho menos, a cualquier tipo de mortificación. Hay que estar especialmente vigilantes en la correcta observación de Tapas, para no caer en una especie de ira del ego que llegue a explotar a veces contra los demás, pero es constante contra uno mismo, en forma de exigencia sin fin para ser “cada vez mejor”. Aquí, Tapas deja de ser una actitud a la que llegar para convertirse en un castigo que cumplir y hacer cumplir. Deja de ser un medio de purificarse y mejorar la práctica, para convertirse en un fin en sí mismo donde nunca se llega demasiado lejos ni se es demasiado perfecto. Y los logros que se consiguen con Tapas de esa manera, por espectaculares que sean, carecen del espíritu adecuado para constituir una auténtica práctica de yoga; porque están construidos desde el ego y, por lo tanto, son sus aliados.

Estamos más dispuestos a entusiasmarnos con un hombre que vuela que con un hombre que perdona, y nos embarcamos con más alegría en una práctica exigente si nos dicen que esta nos dará el poder de volvernos diminutos que si nos dicen que nos dará el poder de amar sin reservas.

En el Bhagavad Gita, libro sagrado entre los hindúes, se mencionan tres tipos de austeridades o ascéticas:

La ascética propia del cuerpo consiste en adorar a Dios, al guía espiritual, al sabio, al que ha nacido dos veces, a la moralidad, a la castidad, al respeto de la vida y a la mansedumbre.

La ascética de la palabra consiste en no dañar con la palabra a nadie, en decir siempre la verdad, en producir con nuestra palabra el bien y la felicidad, en el estudio de los divinos libros.

La ascética propia de la mente consiste en poseer un espíritu alegre, tranquilo y suave; en cultivar el silencio, el dominio de sí y la purificación de las pasiones.







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